dijous, 15 de març del 2012

El valle de la inquietud/ El valle intranquilo de Edgar Allan Poe

(imatge extreta de www.fondosdepantalla.biz)


El valle de la inquietud


HUBO aquí un valle antaño, callado y sonriente,

donde nadie habitaba:

partiéronse las gentes a la guerra,

dejando a los luceros, de ojos dulces,

que velaran, de noche, desde azuladas torres,

las flores, y en el centro del valle, cada día,

la roja luz del sol se posaba, indolente.

Mas ya quien lo visite advertiría

la inquietud de ese valle melancólico.

No hay en él nada quieto,

sino el aire, que ampara

aquella soledad de maravilla.

¡Ah! Ningún viento mece aquellos árboles,

que palpitan al modo de los helados mares

en torno de las Hébridas brumosas.

¡Ah! Ningún viento arrastra aquellas nubes,

que crujen levemente por el cielo intranquilo,

turbadas desde el alba hasta la noche,

sobre las violetas que allí yacen,

como ojos humanos de mil suertes,

sobre ondulantes lirios,

que lloran en las tumbas ignoradas.

Ondulan, y de sus fragantes cimas

cae eterno rocío, gota a gota.

Lloran, y por sus tallos delicados,

como aljófar, van lágrimas perennes.


Versió de Màrie Montand

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El valle intranquilo

Hubo un tiempo en que el valle sonreía,

silencioso, aunque nadie allí vivía;

su gente había marchado hacia la guerra

confiando el cuidado de esa sierra,

por la noche, a la mirada fiel

de las estrellas desde su azul cuartel

y de día, a los rojos resplandores

del sol que dormitaba entre las flores.

Mas ahora para todo visitante

el valle triste es inquieto e inquietante.

Nada allí se detiene un solo instante...

nada salvo el aire que se cierne

sobre la soledad mágica y perenne.

¡Ah, ningún viento agita los ramajes

que palpitan como el glacial oleaje

en torno a las Hébridas salvajes!

¡Ah, ningún viento empuja el furtivo

manto de nubes que, sin respiro,

surcan durante el día el cielo esquivo

sobre las violetas allí esparcidas

como ojos humanos de mil medidas...!

sobre las ondeantes azucenas

que lloran junto a las tumbas ajenas!

Ondean: y en sus pétalos más tiernos

se juntan gotas de rocío sempiterno.

Lloran: y por sus tallos claudicantes

bajan perennes lágrimas como diamantes.

Versió de Andrés Ehrenhaus


EDGAR ALLAN POE

Poeta i un dels grans escriptors de novel·les i contes policíacs i de terror

(Boston 1809 - Baltimore 1849)


Podeu llegir més poemes d'aquest autor traduïts al castellà d'on he extret aquests dos a: